dilluns, 24 de desembre del 2007

La Cenerentola en el Liceu


Fotos de Antoni Bofill.

Esta tarde he asistido al estreno de La Cenerentola de G. Rossini en el Gran Teatre del Liceu, que se ha desarrollado bajo el siguiente reparto:

Don Ramiro: Juan Diego Flórez
Dandini: David Menéndez
Don Magnifico: Bruno de Simone
Clorinda: Cristina Obregón
Tisbe: Itxaro Mentxaka
Angelina: Joyce DiDonato
Alidoro: Simón Orfila

Escenografía y vestuario: Joan Guillén
Iluminación: Albert Faura
Coreografía: Xevi Dorca
Dirección de escena: Joan Font (Els Comediants)
Dirección musical: Patrick Summers
Coro y Orquesta Sinfónica del Gran Teatre del Liceu

Nueva coproducción Gran Teatre del Liceu/Welsh National Opera (Cardiff)/Houston Grand Opera/Gran Théâtre de Genève.

De vistosa y colorida podríamos definir la puesta en escena de esta producción de Els Comediants dirigida por Joan Font. Todo presentado como los dibujos de un cuento infantil. Y es que justamente de eso se trata, de un cuento infantil: La Cenicienta (Cendrillon en el original francés de Perrauld). Presentación amable con la incorporación de seis simpáticos ratones que están por todas partes, ora ejerciendo de roedores arropando a Angelina, ora haciendo de criados llevando muebles de un lado para otro.
La mezzo Joyce DiDonato que dio vida a Angelina, posee una voz bella y bien timbrada y cantó de manera muy convincente su papel, tanto las partes más líricas como las difíciles agilidades rossinianas. Cantó con emoción, buen fraseo y musicalidad. Estuvo realmente brillante al final de la obra en su aria “Nacqui all’affano, … Non piu mesta…” que desató merecidamente ovaciones apasionadas del público.
En el papel del príncipe Don Ramiro, modélica la interpretación de Juan Diego Flórez, con musicalidad exquisita, fraseo
y dicción impecables y agudos contundentes. Creo que no hay nadie, hoy en día, que pueda interpretar este papel con mayor solvencia.
David Menéndez que interpretó a Dandini lució una buena voz baritonal pero debo decir que su musicalidad no estuvo a la altura requerida. Cantó siempre por detrás de los demás. Este defecto que ya de por sí es grave en un cantante profesional, se hace más estentóreo tratándose de una obra de Rossini que precisa de una musicalidad sincrónica milimétrica. En este sentido, el primer acto, salvo el concertante final que parecía más ensayado, fue una constante falta de sincronía entre foso y escenario y debo decir que la peor parte se la llevó Menéndez. Le faltó también comicidad y estilo bufo. Uno no podía dejar de pensar en el Dandini de Renato Capecchi en aquella función de la temporada 1970-1971 junto a Teresa Berganza y Eduard Giménez, entrando en escena con una flor en la mano y cantando de manera afectada y con aquella comicidad no exenta de elegancia “Come un’ ape ne’ giorni d’aprile va volando leggiera e scherzosa…”. Inolvidable. De todas maneras, parece que al público del Liceu le gustó en gran manera porqué obtuvo una verdadera ovación al final.
Bruno de Simone cantó el papel de Don Magnifico con propiedad y estilo aunque a mí personalmente me guste en este papel una voz más dramática.

Simón Orfila estuvo espléndido en el papel de Alindoro luciendo una voz grande pero cada vez más dúctil. Cantó con elegancia y musicalidad intachable.
Cristina Obregón e Itxaro Mentxaka interpretaron a las dos hermanastras con acierto tanto musical como escénico.
El coro, sólo de hombres, sonó bien pero con algún titubeo en la sincronización con el foso.
La orquesta mostró un bello sonido, quizás demasiado fuerte a pesar de estar reducida en número de profesores. El director Patrick Summers que alternaba la dirección orquestal con el acompañamiento al clave durante los recitativos, dirigió con unos tempi adecuados para mi gusto pero no pudo ajustar, especialmente en la primera parte, la sincronización foso/escenario.
Al final, vítores y aplausos para todos incluido el director de escena Joan Font que salió a saludar en mangas de camisa y barriendo el escenario con una escoba a lo Cenicienta.

En fin, una velada agradable que, seguramente mejorará desde el punto de vista musical a lo largo de las próximas funciones.