Queridos bolgueros operísticos,
Reciban mis más cordiales saludos.
LLOC DE TROBADA, DISCUSSIÓ I INTERCANVI D'IDEES, INFORMACIÓ, ANÈCDOTES I EXPERIÈNCIES SOBRE TOT ALLÒ QUE FA REFERÈNCIA ALS TRASTORNS I MALALTIES DELS CANTANTS LÍRICS, AIXÍ COM DE L'ÒPERA EN GENERAL I ELS SEUS INTÈRPRETS. I, PER SUPOSAT, DE TOT ALLÒ QUE CREGUI CONVENIENT, VISIÓ CRÍTICA INCLOSA DE LES ÒPERES, CONCERTS O RECITALS QUE PUGUI VEURE.
Ayer noche asistí al estreno de Tannhäuser de Richard Wagner en el Liceu que se desarrolló bajo el siguiente reparto:
Tannhäuser: Peter Seiffert
Wolfram von Eschenbach: Bo Skovhus
Walther von der Vogelweide: Vicente Ombuena
Biterolf: Lauri Vasar
Heinrich der Schreiber: Francisco Vas
Reimar von Zweter: Johann Tilli
Elisabeth: Petra Maria Schnitzer
Venus: Béatrice Uria-Monzon
Joven pastor : Eliana Bayón
Cuatro pajes : Maria Such, M. Àngels Padró, Yordanka León, Miglena Savova
Dirección de escena: Robert Carsen
Orquesta Sinfónica y Coro del Gran Teatre del Liceu
Dirección del Coro: José Luis Basso
El cantante medieval encarnado por Tannhäuser ha sido reinventado aquí como pintor y el debate original entre la pasión sexual y la espiritualidad ha pasado a ser un debate puramente estético entre el arte clásico y el que rompe moldes. En la Hoja Informativa del mismo Teatro se señala: Si en el libreto original el núcleo argumental se centra en las pulsaciones amorosas del protagonista, siendo su obra literaria (los cantos de amor o minnesang) tan sólo la consecuencia, en la lectura de Carsen el núcleo dramático se sitúa en la creación artística.
Se ha optado, en esta producción, por la versión de París, en la que desde el preludio se pasa a la bacanal sin solución de continuidad. Ya durante el preludio se inicia la escena en lo que representa el Venusberg, aquí el taller de pintura de Tanhäuser, con la aparición de Venus completamente desnuda haciéndole de modelo. Cuando empezamos a distinguir en la música el tema del Venusberg, vemos el entusiasmo del artista que desea convertir a su modelo en una obra de arte. La bacanal no será una fiesta sexual sino estética y los bailarines serán simples réplicas del artista en una especie de cópula con sus obras de arte. Todo el desarrollo escénico sigue por esos derroteros. Así como el Venusberg será el taller del artista, la Sala del Consejo de Wartburg se convierte en una sala de exposición de arte expandida a toda la sala del Teatro que mantiene las luces abiertas y por cuyas puertas de acceso entran el coro, figurantes y cantantes. Los peregrinos quieren ser aquí una alegoría de los buscadores que caminan hacia el arte o los que de él son excluidos. mientras que la voluptuosidad está sólo asociada, complementariamente, a esta creatividad artística. Robert Carsen opta, por tanto, por subrayar un aspecto, y un aspecto importante, del texto original: destacar y potenciar la lucha interior del artista en la creación de su obra y las reacciones sociales que ésta suscita.
Al final, el antagonismo entre el arte apasionado, rompedor y escandaloso inspirado por Venus y el sereno, conservador y espiritual representado por la virtud de Elisabeth, confluyen cuando las dos mujeres, en la escena final, posan juntas ante el artista que logra pintar así su obra maestra definitiva que será presentada en la galería de arte y acompañará a otros cuadros de la historia de la pintura que han escandalizado primero y entusiasmado después, ahora ya con la aceptación y el aplauso rendido del público.
Elisabeth venía encarnada por Petra Maria Schnitzer que ha lucido su bellísima voz y ha cantado con sumo gusto y musicalidad exquisita.
Bo Skhovus posee una voz de barítono muy lírico y un color un tanto blanquecino pero canta bien a pesar de una característica o amaneramiento que, llámenme exagerado, me llega a cansar un poco. Y es que inicia el ataque de la nota siempre con la voz plana y seguidamente introduce el vibrato. Dicho esto hay que admitir que ha cantado el papel de Wolfram con sensibilidad y emoción, aria de la Estrella incluida.
La mezzo Béatrice Uria-Monzon en el papel de Venus ha lucido un cuerpo seductor en el desnudo integral del inicio de la ópera. Ha cantado con una voz bellamente coloreada su sensual parte mostrando en todo momento musicalidad y buen gusto.
Günter Groissböck ha cantado el papel de Hermann con una voz de bajo-barítono peculiar, algo rígida, pero convincente en lo musical y lo escénico.
Los demás caballeros y pajes han cumplido bien con su parte. Vicente Ombuena ha cantado el difícil papel de Walther con su característica y peculiar voz de tenor lírico y ha cumplido sin más.
Especial mención merece el coro de la Casa que ha estado increíblemente bien tanto en calidad de sonido, empastamiento y conjunción. Ovación merecidísima al final.
La dirección musical de Sebastian Weigle ha sido de primerísimo nivel salvo algún ligero desencuentro puntual entre foso, escenario y banda interna, casi inevitable con la tensión del día del estreno. Ha resultado una representación brillante y vibrante, con tensión musical que no ha decaído en ningún momento y contención de los metales que han dejado oír una buena madera y una excelente cuerda.
En fin, señores, no se lo pierdan.
El gran tenor siciliano Giuseppe Di Stefano falleció ayer a los 87 años.
Cantante paradigmático en cuanto a fraseo y dicción y poseedor de una voz de belleza única, se caracterizó también por su manera de cantar abierta sin tener en cuenta el desgaste que le suponía cantar de este modo. Cantó siempre con el capital y nunca con los intereses. Sin embargo, fue ídolo de multitudes y modelo para grandes cantantes como Pavarotti o Carreras.
Si escuchan grabaciones de su juventud se darán cuenta de la tremenda calidad vocal de Di Stefano y del dominio del piano y del filado. Su manera de decir y frasear ha sido única. Tuve ocasión de verle cantar una vez en el Liceu, fue en la ópera Fedora de Giordano en 1970. Estaba ya bastante mal de voz pero su capacidad interpretativa y su fraseo intactos dejaron honda huella en mí.
Descanse en paz.