dilluns, 3 de desembre del 2007

Aida de segunda en el Liceu

Fotos de Antoni Bofill. Los participantes pertenecen a una versión anterior de Aida, pero la puesta en escena es la misma.

Esta tarde he asistido en el Gran Teatre de Liceu a la representació de Aida que se ofrecía con el siguiente reparto:

El rey: Stefano Palatchi
Amneris: Marianne Cornetti
Aida: Micaela Carosi
Radamés: Marco Berti
Ramfis:Andrea Papi
Amonasro: Ambrogio Maestri

Sacerdotisa: Begoña Alberdi
Orquesta Sinfónica y coro del G.T.L.
Dirección musical: Daniele Callegari
Dirección de escena: José Antonio Gutiérrez


Esta producción se ha representado una vez más con los decorados históricos de Josep Mestres Cabanes, restaurados por Jordi Castells, que para mí, no por ser archiconocidos, dejan de tener una belleza especial con un sentido de la perspectiva realmente sorprendente. Parece mentira que un simple papel pintado pueda conseguir un efecto de profundidad tan real. La dirección escénica de José Antonio Gutiérrez es sencilla, clásica y efectiva a la vez y respeta perfectamente el argumento de la obra.
Dicho esto, pasemos a la vertiente musical. Siento tener que decir que la Aida de esta tarde ha sido una representación de segunda clase o, si lo prefieren, de segundo reparto.


El tenor italiano Marco Berti posee una voz lírica/spinto de volumen casi ensordecedor y posee la materia prima adecuada para cantar Aida. No es habitual encontrar un tenor con una voz como la de Berti. Pero a pesar de este volumen y squillo impactantes, de una dicción clara que permite seguir perfectamente el texto, le falta sutilidad, intención dramática, legato y fraseo interesante. Ha sido, en todo caso, un tenor correcto, pero no ha pasado de aquí.
La Aida de Micaela Carosi ha pasado, bajo mi punto de vista, más bien con pena que con gloria. Posee una voz de soprano dramática de calidad discutible y volumen suficiente, pero su fraseo precipitado, su dicción ininteligible y su deficiente afinación han conseguido una prestación para olvidar.


La mezzo norte-americana Marianne Cornetti ha servido el rol de Amneris con intensidad. Su voz es grande en medios y agudos pero sus graves, a pesar de ser audibles, carecen de la brillantez o squillo recomendables para las partes más dramáticas. Sin embargo ha cantado con total entrega y ha estado convincente en su gran escena del juicio a Radamés. Ha cosechado una ovación al final.
Ambrogio Maestri ha cantado un Amonasro con voz baritonal bien timbrada y opulenta, con agudos apretados pero funcionales. Su participación empero no ha pasado de correcta.
El Ramfis del bajo alemán Andrea Papi ha sido resuelto con voz contundente y timbrada pero con una dicción poco clara, tal como decía un amigo mío a la salida: como si tuviera patatas en la boca.
El rey de Stefano Palatchi correcto como siempre. Correcta también la sacerdotisa de Begoña Alberdi.
La dirección musical de Daniele Callegari tampoco, bajo mi punto de vista, ha pasado de correcta, con algún desajuste escenario/foso especialmente en el aria de la soprano Ritorna Vincitor .
El coro que, en esta ocasión ha contado con la participación de la esposa del Presidente Rodríguez Zapatero, ha cantado, como es habitual, con empaste, belleza de sonido y efectividad.
En fin, una Aida más bien olvidable y aburrida con algunos breves momentos de buena vocalidad y poca cosa más.

3 comentaris:

Anònim ha dit...

Maestro, como siempre comentarios llenos de sentido común. Estaba buscando hoy por la red para leer tu libro, y me he encontrado con esta reseña.

Un abrazo grande

Guti

PD- El otro día asistí al acto de presentación de tu libro en el liceo, pero tuve que salir antes de acabar por algo relacionado con esta Aida...

Anònim ha dit...

Totalmente de acuerdo con la critica.

Has expresado a la perfección todas aquellas sensaciones que noté al asistir a esta opera.

Josep Rumbau i Serra ha dit...

Querido Guti,

Me alegra saber que vienes a ver mi blog alguna vez. Te agradezco de todo corazón que vinieras a la presentación del libro Medicina del Canto. Por cierto, me gustaría verte dirigir alguna cosa más que esta Aida que, por cierto, salió muy bien escénicamente.
Un fuerte abrazo y un saludo a tu señora.