¿Qué pasa con este hombre, que desata pasiones en unos sitios y broncas en otros? En Madrid, cantando Verdi, gran bronca con voces de “aprende a cantar”. En Barcelona, cantando Verdi, ovaciones. ¿Qué pasa? ¿Estamos todos locos?
La primera vez que oí a Cura fue en el Liceo substituyendo a Carreras en un Samson et Dalila. Mi primera impresión fue la de estar ante un cantante histriónico, con buena presencia escénica, y un voz muy buena, de calidad, de tenor spinto con algunos ribetes de dramático. Pero una vez captado lo evidente, uno se fija en otras cosas que, para mi son más importantes, como, por ejemplo, el fraseo. El fraseo, siento decirlo así, es francamente deficiente, con frases precipitadas y una dicción no siempre clara, lo que fue todavía más evidente después de oír cantar a Carreras, que posee uno de los fraseos más bellos que se han podido degustar por esos lares. En cuanto a la emisión, la voz suena en demasiadas ocasiones engolada, con distintos colores arriba y abajo.
No hace falta que recuerde que la respuesta del público fue entusiasta, con aplausos y ovaciones interminables. Pues bien, y lo digo con todo el respeto, a mi me pareció un éxito desmesurado. Creo que cantar es algo más que dar voces afinadas siguiendo la partitura de turno, aunque sea con una voz estupenda. Debo reconocer que pensé: este hombre no canta, da voces afinadas, pero no canta. Comprendí inmediatamente al público de Madrid, aunque yo no lo hubiera abucheado. Creo que no es un cantante para abuchear, pero es que, además, pienso que no hay que abuchear nunca a nadie. He sido testigo demasiadas veces del efecto deletéreo que causa una bronca en un cantante. También comprendí al público de Barcelona: no es habitual poder disfrutar de una voz tan interesante en un cantante que además es un buen actor y tiene el agudo fácil.
La segunda vez que tuve oportunidad de verle fue en la ópera “Il Corsaro” de Verdi, en versión concierto junto a mi admirada Susan Neves. La sensación fue la misma, pero con Verdi se le notan más los defectos, como a todo el mundo. En catalán decimos: “se li veu el llautó” (literalmente: se le ve el latón, lo que viene a decir: se ve por donde flojea).
La última vez ha sido recientemente en el Otello de Verdi también en el Liceo de Barcelona. Creo que este día estaba algo resfriado porque sus facultades me parecieron un tanto disminuidas. Pero me mantengo en la misma impresión. Buena voz, musicalidad suficiente pero no sutil, fraseo deficiente con dicción imprecisa, distintos colores de voz, en ocasiones engolada. A años luz del Otello de Domingo, a pesar de que ha sido comparado con él.
No le he oído, al natural, en disco si, cantando ópera verista. Creo que Cura debe cantar un verismo impactante, pero con Verdi “se li veu el llautó”.
Quizás quedé demasiado impresionado, y para siempre, viendo y oyendo a Carlo Bergonzi cantar Verdi, concretamente “Un Ballo in Maschera”, en el Liceo, en 1969. ¡Inolvidable!
Foto: Carlo Bergonzi en su última visita al Liceu (creo que en el 2004) para una interesantísima conferencia en el Foyer. Foto del autor.
La primera vez que oí a Cura fue en el Liceo substituyendo a Carreras en un Samson et Dalila. Mi primera impresión fue la de estar ante un cantante histriónico, con buena presencia escénica, y un voz muy buena, de calidad, de tenor spinto con algunos ribetes de dramático. Pero una vez captado lo evidente, uno se fija en otras cosas que, para mi son más importantes, como, por ejemplo, el fraseo. El fraseo, siento decirlo así, es francamente deficiente, con frases precipitadas y una dicción no siempre clara, lo que fue todavía más evidente después de oír cantar a Carreras, que posee uno de los fraseos más bellos que se han podido degustar por esos lares. En cuanto a la emisión, la voz suena en demasiadas ocasiones engolada, con distintos colores arriba y abajo.
No hace falta que recuerde que la respuesta del público fue entusiasta, con aplausos y ovaciones interminables. Pues bien, y lo digo con todo el respeto, a mi me pareció un éxito desmesurado. Creo que cantar es algo más que dar voces afinadas siguiendo la partitura de turno, aunque sea con una voz estupenda. Debo reconocer que pensé: este hombre no canta, da voces afinadas, pero no canta. Comprendí inmediatamente al público de Madrid, aunque yo no lo hubiera abucheado. Creo que no es un cantante para abuchear, pero es que, además, pienso que no hay que abuchear nunca a nadie. He sido testigo demasiadas veces del efecto deletéreo que causa una bronca en un cantante. También comprendí al público de Barcelona: no es habitual poder disfrutar de una voz tan interesante en un cantante que además es un buen actor y tiene el agudo fácil.
La segunda vez que tuve oportunidad de verle fue en la ópera “Il Corsaro” de Verdi, en versión concierto junto a mi admirada Susan Neves. La sensación fue la misma, pero con Verdi se le notan más los defectos, como a todo el mundo. En catalán decimos: “se li veu el llautó” (literalmente: se le ve el latón, lo que viene a decir: se ve por donde flojea).
La última vez ha sido recientemente en el Otello de Verdi también en el Liceo de Barcelona. Creo que este día estaba algo resfriado porque sus facultades me parecieron un tanto disminuidas. Pero me mantengo en la misma impresión. Buena voz, musicalidad suficiente pero no sutil, fraseo deficiente con dicción imprecisa, distintos colores de voz, en ocasiones engolada. A años luz del Otello de Domingo, a pesar de que ha sido comparado con él.
No le he oído, al natural, en disco si, cantando ópera verista. Creo que Cura debe cantar un verismo impactante, pero con Verdi “se li veu el llautó”.
Quizás quedé demasiado impresionado, y para siempre, viendo y oyendo a Carlo Bergonzi cantar Verdi, concretamente “Un Ballo in Maschera”, en el Liceo, en 1969. ¡Inolvidable!
Foto: Carlo Bergonzi en su última visita al Liceu (creo que en el 2004) para una interesantísima conferencia en el Foyer. Foto del autor.
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