Ayer domingo asistí en el Liceu a la función de tarde de la ópera Don Giovanni, de W. A. Mozart, que se desarrolló bajo el siguiente reparto:
Don Giovanni: Simon Keenlyside
Leporello: Kyle Ketelsen
Donna Anna: Ángeles Blancas
Donna Elvira: Véronique Gens
Don Ottavio: Christoff Strehl
Masetto: David Menéndez
Zerlina: Juanita Lascarro
El Comendador: Günter Groissböck
Coro y orquesta del Gran Teatre del Liceu
Dirección musical: Friedrich Haider
Dirección escénica: Calixto Bieito
Coproducción: Gran Teatre del Liceu/English National Opera (ENO)/Staasoper de Hannover.
Ya había había visto esta producción cuando se estrenó, hace años, estando yo entonces trabajando en la Casa. Salvo algún pequeño detalle, la puesta en escena es la misma. La acción se desarrolla en la Barcelona olímpica, y los personajes son de lo más cutre que se puedan imaginar, violentos, drogadictos, borrachos que, como tales, no dudan en orinar en el mismo escenario. Alguna buena idea hay, como la escena del coche del primer acto y la aparición del Comendador en rescate de su hija, o el apuñalamiento final de Don Giovanni a manos de sus víctimas, pero la acusada vulgaridad de la puesta en escena se halla en evidente divorcio con la música de Mozart. La música de este mítico compositor podrá gustar más o menos pero nunca jamás es vulgar.
A pesar de todo hay que reconocer que la acción se beneficia de la motivación de los cantantes/actores que parece que se lo pasen realmente bien. Por lo que pude ver, al público no le disgustó la producción y siguió con interés el desarrollo de la ópera.
El británico Simon Keenlyside es un espléndido cantante y un actor/atleta muy competente.
En efecto, su bella voz baritonal va unida a una técnica que le permite cantar y decir como quiere, desde el forte extremo al pianísimo y filado, su musicalidad es exquisita y el dominio del fiato es muy sólido. Es capaz de cantar el aria "Fin ch'han dal vino" que , de tan rápida, apenas da tiempo para respirar, moviéndose sin cesar y hasta sosteniendo a una persona en alto. En fín. hizo una demostración de capacidad física, de gran aptitud actoral, de buen canto y saber estar.
La prestación de Kyle Ketelsen como Leporello fue espectacular. Una voz importante, de las que llenan el teatro, con musicalidad impecable, dicción precisa y actor de primera clase. Fue una verdadera delicia.
Ángeles Blancas en el papel de Donna Anna, estuvo realment bien. Con el paso de los últimos años parece que su voz ha cambiado algo en el sentido de hacerse más dramática, pero sin merma de los agudos que sigue teniendo poderosos y seguros. Cantó con intención dramática su parte de mujer ultrajada con toda la coloratura impecablemente cantada, lo cual tiene mucho mérito si pensamos que durante su aria "Non mi dir ..." del segundo acto, tuvo que aguantar primero que el tenor le sacara las bragas y luego soportar sus embestidas cuando figuraba que se la estaba tirando.
Véronique Gens en el papel de Donna Elvira, que ya cantó en el estreno de la producción hace años, estuvo como siempre muy bien tanto vocal como escénicamente, escena de la felación a Leporello incluída (¡lo que hay qué hacer para cantar hoy día!).
El tenor Christoff Strehl interpretó el papel de Don Ottavio sin pena ni gloria o, mejor dicho, con más pena que gloria. Su voz es del todo anodina y su técnica vocal deficiente y sus notas de paso estuvieron descolocadas y bailantes.
Muy bien estuvo, en cambio, el Masetto de David Menéndez, con sólida voz y contundente interpretación dramática y, esta vez, con musicalidad notable.
La Zerlina de Juanita Lascarro estuvo bien cantada e interpretada y el Comendador de Günter Groissböck vocalmente dotado y bien cantado.
La dirección musical de Friedrich Haider, como era de esperar, pasó sin pena ni gloria, limitándose a cuadrar escena y foso. La orquesta sonó bien aunque no escuché ninguna frase interesante desde el punto de vista musical-interpretativo.
Creo que no quedan entradas, pero si encontraran una no se lo pierdan aunque sólo sea para ver y escuchar a Keenlyside, Ketelsen y Blancas.
El británico Simon Keenlyside es un espléndido cantante y un actor/atleta muy competente.
En efecto, su bella voz baritonal va unida a una técnica que le permite cantar y decir como quiere, desde el forte extremo al pianísimo y filado, su musicalidad es exquisita y el dominio del fiato es muy sólido. Es capaz de cantar el aria "Fin ch'han dal vino" que , de tan rápida, apenas da tiempo para respirar, moviéndose sin cesar y hasta sosteniendo a una persona en alto. En fín. hizo una demostración de capacidad física, de gran aptitud actoral, de buen canto y saber estar.
La prestación de Kyle Ketelsen como Leporello fue espectacular. Una voz importante, de las que llenan el teatro, con musicalidad impecable, dicción precisa y actor de primera clase. Fue una verdadera delicia.
Ángeles Blancas en el papel de Donna Anna, estuvo realment bien. Con el paso de los últimos años parece que su voz ha cambiado algo en el sentido de hacerse más dramática, pero sin merma de los agudos que sigue teniendo poderosos y seguros. Cantó con intención dramática su parte de mujer ultrajada con toda la coloratura impecablemente cantada, lo cual tiene mucho mérito si pensamos que durante su aria "Non mi dir ..." del segundo acto, tuvo que aguantar primero que el tenor le sacara las bragas y luego soportar sus embestidas cuando figuraba que se la estaba tirando.
Véronique Gens en el papel de Donna Elvira, que ya cantó en el estreno de la producción hace años, estuvo como siempre muy bien tanto vocal como escénicamente, escena de la felación a Leporello incluída (¡lo que hay qué hacer para cantar hoy día!).
El tenor Christoff Strehl interpretó el papel de Don Ottavio sin pena ni gloria o, mejor dicho, con más pena que gloria. Su voz es del todo anodina y su técnica vocal deficiente y sus notas de paso estuvieron descolocadas y bailantes.
Muy bien estuvo, en cambio, el Masetto de David Menéndez, con sólida voz y contundente interpretación dramática y, esta vez, con musicalidad notable.
La Zerlina de Juanita Lascarro estuvo bien cantada e interpretada y el Comendador de Günter Groissböck vocalmente dotado y bien cantado.
La dirección musical de Friedrich Haider, como era de esperar, pasó sin pena ni gloria, limitándose a cuadrar escena y foso. La orquesta sonó bien aunque no escuché ninguna frase interesante desde el punto de vista musical-interpretativo.
Creo que no quedan entradas, pero si encontraran una no se lo pierdan aunque sólo sea para ver y escuchar a Keenlyside, Ketelsen y Blancas.
3 comentaris:
No, I am Sorry. You can find more photos in the web side of Gran Teatre del Liceu: http://www.liceubarcelona.com
Soy de los que opinan que al perverso,prepotente y asesino Don giovanni no le sienta nada mal la sórdida puesta en escena de Calixto Bieito.A nivel de actuación escénica y vocal dos auténticos genios como Kenlyside y Ketelsen estan poniendo el listón altísimo.Nos estamos acostumbrando a ver a auténticos actores en los escenarios operísticos que saltan,corren y cantan a la vez sin perder ni letra ni compás o sea una auténtica gozada.A esto hay que añadir que a pesar de ser británico y norteamericano respectivamente ambos poseen una dicción italiana perfectas.
De acuerdo en lo que respecta al nivel de Keenlyside y Ketelsen. Aunque sea algo insignificante, déjame decirte que durante el aria "Fin ch'han dal vino", Keenlyside repite un error de pronunciación que ya le he oído en algun video de YouTube. Dice "Chi'l minuetto farai belar, chi l'alemana farai belar" en lugar de "farai ballar".
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