Se ha llegado a hablar tanto de la obesidad en los cantantes de ópera, se han ido perpetuando tantos mitos como el de que las sopranos obesas cantan mejor, que si Callas perdió voz al perder peso, etc., hemos visto tantísimos casos de cantantes obesos, que llama un poco la atención que hoy día no se vean tantas sopranos entradas en carnes.
Indudablemente, el icono más representativo de la obesidad mórbida operística en la segunda mitad del siglo XX ha sido sin duda alguna el de Montserrat Caballé. La eximia soprano catalana ha cantado como una reina a pesar de su exceso de peso. No tengo noticia que haya sido vetada por ningún director de escena ni en su época de máximo esplendor ni en su época de declive. Pero los tiempos cambian (y las nubes se levantan) y en los últimos diez años o incluso bastante antes nos llegan noticias de vetos de directores de escena a famosas cantantes del momento. Sin ir más lejos, recuerden el caso de Deborah Voight, quien después de ser vetada por gorda, nos sorprendió en el Liceu cantando La Gioconda con veinte kilos menos que la última vez ¿Se hizo operar? No lo sé, pero estaba realmente desconocida. ¿Tenía menos voz? Parece que no. También la soprano española, Begoña Alberdi, antigua obesa mórbida, ha perdido mucho peso y está guapísima y sigue cantando tan bien como siempre, aunque su voz se ha vuelto algo más ligera. También Susan Antony ha perdido 25 Kg. desde que estuvo en el Liceu para “La Mujer sin sombra” de R. Strauss, y me pareció que su voz había perdido algo de penetración y “squillo”, lo que no puedo asegurar si ha sido por la pérdida de peso en sí o por el simple paso del tiempo. La excelente soprano alicantina Ana María Sánchez, de la que soy un rendido admirador, se quejaba de que no la llamaban para cantar óperas que le van como anillo al dedo, como por ejemplo, Otello de Verdi, por su importante gordura. Posiblemente algunos (bastantes) directores de escena se han creído más de la cuenta su función “redentora” de la escenificación operística. Por un lado no dudan en presentar montajes “rompedores” de dudoso gusto y de provocar al respetable como mejor saben, pero, eso sí, ¡La soprano que no esté gorda! No fuera caso que su personaje perdiera credibilidad, aunque vaya vestida de lagarterana, claro (Con todos mis respetos a los de Lagartera).
Sea como sea, se está implantando la moda de la cirugía bariátrica también entre las cantantes de ópera. Por lo menos, ganarán en salud, mejorará la artrosis de sus rodillas y tobillos y vivirán más. Está por ver si cantarán mejor.
P.S. Contestando a un comentario he refrescado la memoria y me gustaría especificar algunos puntos: los cantantes obesos, al tener un aumento importante de la grasa abdominal, tienen el diafragma en posición más alta, lo que les da la sensación subjetiva y también real de mejor o más fácil apoyo de la voz. En contra, su fiato es mas corto y deben respirar con más frecuencia y entrecortar frases que quizás no deberían cortarse. Al perder peso y perder, por tanto, volumen de grasa abdominal, el diafragma desciende y la sensación de apoyo no es tan buena con lo que deben acostumbrarse al cambio. Por otro lado, ganan en fiato y pueden alargar las frases sin tener que respirar tan a menudo. El aumento de grasa a nivel de garganta, velo del paladar, boca, etc. puede cambiar algo el timbre o el brillo (los armónicos) de la voz, a pesar de que lo afirmo más por intuición y deducción que por existir estudios sobre ello que lo avalen.
3 comentaris:
Muy interesante este artículo.
Siempre se ha creído que si se adelgaza se pierde la voz, y que los cantantes obesos tienen mas voz. La cosa es una cuestión de apoyo. En un cantante que ha sido o es obeso, el peso de más en la tripa y alrededores hace que el diafragma y tripas estén bajos, es decir, el apoyo cuanto más bajo mejor. Para una persona obesa es muy fácil, digamos que es automático, y la voz sale sin problema dosada justa en su apoyo. Una persona delgadita, tiene que buscar ese apoyo bajo, junto con la respiración, y aprender a usar los músculos para no tener tensión en la garganta. Es como un fuelle.
Cuando una persona obesa adelgaza, tiene que aprender otra vez a encontrar sus músculos y acostumbrarse al nuevo cuerpo.
Lo mismo pasa a las embarazadas, cantan mucho mejor, y sucede exactamente lo mismo con el diafragma y el apoyo, estando todo tan bajo por el peso, la voz fluye fácilmente sin esfuerzo alguno.
tambié´n se dice que las carnes de má´s son buenos resonadores....
En fin, yo creo que la buena técnica es lo que cuenta, y no todos han nacido con grandes voces, aunque eso no quiere decir que sean bellas.
Querida Elena,
Siento contradecirte pero es justamente al revés. En los obesos y en las embarazadas el diafragma está más alto lo que facilita la sensación de apoyo. Pero, al mismo tiempo, el fiato también se reduce, por lo que deben respirar con más frecuencia. Al perder peso y disminuir la grasa abdominal, baja la posición del diafragma y se recupera fiato, pero la sensación de apoyo no es tan fácil.
Olvidaba decirte que durante el embarazo puede mejorar la sensación de apoyo pero no es menos cierto que en algunos casos, no todos, puede cambiar el timbre de la voz y tener dificultad en las notas agudas, todo ello debido a los cambios hormonales.
Recuerdo bien el caso de la excelente soprano española María José Moreno porque pocos días antes de parir estuvo cantando en el Liceu cuando todavía estaba yo de médico de la Casa. Al preguntarle al respecto me confesó que ni sus más íntimos amigos le reconocían la voz.
Publica un comentari a l'entrada