Fotos de Antoni Bofill.
He asistido esta tarde al Gran Teatre del Liceu a ver la función de abono del turno T de la ópera de L.V. Beethoven, Fidelio, que se ha desarrollado bajo el siguiente reparto:
Don Fernando: Anders Larsson
Don Pizarro: Terje Stensvold
Florestan: Clifton Forbis
Leonore, oculta bajo la identidad de Fidelio: Karita Mattila
Rocco: Stephen Milling
Marzelline: Elena de la Merced
Jaquino: Matthias Klink
Pimer prisionero: Xavier Martínez
Segundo prisionero: Gabriel Diap
Dirección musical: Sebastian Weigle
Dirección de escena: Jürgen Flimm
Producción del Metropolitan Opera House
Orquesta y Coro del Gran Teatre del Liceu
Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana
Ante todo déjenme hacerles memoria de una cosa harto conocida pero que nunca viene del todo mal recordar. Beethoven no escribía bien para las voces. Seguramente desconocía la fisiología vocal y exigía de los cantantes la resolución de frases en tesituras realmente difíciles, casi imposibles.
Dicho esto pasemos a considerar la puesta en escena, una producción del MET de hace unos 10 años, visualmente atractiva, bien iluminada y que crea una buena ambientación para la acción desarrollada. Algunos asistentes cuestionaban la escena final con la destrucción de una estatua de un dictador. Debo confesar que, desde mi posición en primera fila de platea, no he visto tal estatua, lo siento. Resumiendo, para mí, ha sido una puesta en escena correcta, digna, sin más.
La dirección de Sebastian Weigle ha sido, desde mi punto de vista, muy cuidada, con un sentido y elegante fraseo de llos fragmentos líricos y un buen contraste con los más dramáticos. Algunos asistentes en los pisos altos apuntaban una falta de contundencia "Beethoveniana" en los pasajes dramáticos. Para mí y desde la primera fila insisto, la contundencia ha sido la justa. Desde luego no es lo mismo oír a la orquesta detrás mismo del director que hacerlo desde mucho más atrás donde el sonido llega lógicamente con menor volumen.
Karita Mattila ha cantado su papel de Fidelio/Leonore con voz bella , grande y bien proyectada con las casi imposibles frases agudas beethovenianas del duo con Florestan muy bien resueltas. Su aria con el contrapunto de las trompas ha sido cantada de manera espléndida.
El tenor Clifton Forbis, en cambio, no ha estado al mismo nivel. Forbis tiene una apreciable voz de tenor dramático pero su canto apretado no favorece en nada las frases en la tesitura más alta. Su manera de cantar hace que deba imponer las notas agudas casi una a una con lo que la frase queda musicalmente descuadrada con facilidad. Por lo que he oído, el día del estreno galleó algunas notas. Hoy no ha sido así pero le ha ido de bien poco.
El papel de Rocco ha sido servido por el bajo danés Stephen Milling. Buena voz pero con problemas de musicalidad y descuadres evidentes en el primer acto que han hecho casi desesperar al director que ya no sabía que más gestos hacer para que le siguiese.
La pareja Jaquino y Marzelline han sido bien servidos por Matthias Klink y Elena de la Merced.
El malísimo Don Pizarro ha sido cantado por el barítono noruego Terje Stenvold, con musicalidad, intención en el fraseo y suficiencia vocal.
El Don Fernando del sueco Anders Larsson ha sido realmente flojo. Una prestación para olvidar.
Muy bien el coro de la Casa apoyado otra vez por el Cor de Cambre del Palau. Excelente sonido, empastado y musicalísimo.
Al final, ovaciones para el Coro, Karita Mattila y Sebastian Weigle y calurosos aplausos para los demás.
P.S. Durante el primer acto el fuerte y persistente pitido de un audífono entre las primeras filas de platea ha logrado distraer, molestar i casi enfurecer a varios espectadores entre los que me cuento, y hasta para el director Sebastian Weigle ha sido por varias veces motivo de distracción.
El problema es que el o la causante del ruido no es consciente de ello y habría por tanto que advertir a los vecinos directos de tales protagonistas que no tuvieran reparo en avisarles para que regularan el volumen del dichoso aparatito.
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