Todavía no les he hablado de Ángeles Blancas. Hija de la gran soprano dramática Ángeles Gulín y del estupendo barítono Antonio Blancas (del que recuerdo gratamente una Traviata en el Liceu allá por los ochenta), esta gran soprano lírica española, de gran temperamento, tiene una manera de cantar y decir que pone la piel de gallina. Tiene una musicalidad exquisita y una gran comunicabilidad con el público. Tuve ocasión de disfrutar con su prestación en el Julio César del Liceu hace ya algunos años así como de un concierto en el foyer del mismo teatro. No se pierdan este conocido duo del segundo acto de La Traviata de Giuseppe Verdi. Me lo agradecerán.
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