diumenge, 22 d’abril del 2007

El Holandés Errante en el Liceu

Foto: Primera escena del primer acto del Holandés Errante de R. Wagner en el Liceu. Fotos de Antoni Bofill.

Hoy he asistido en el Gran Teatre del Liceu a la representación de “Der fliegende Holländer”, música y libreto de Richard Wagner.
Nueva coproducción Gran Teatre del Liceu/Teatro Real. Se ha interpretado bajo el siguiente reparto:

Daland: Eric Halfvarson
Senta: Susan Anthony
Erik: Kurt Streit
Mary: Julia Juon
Timonel: Norbert Ernst
El Holandés: Alan Titus

Orquestra Simfònica i Cor del Gran Teatre del Liceu
Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana

Dirección de los coros: José Luis Basso/Jordi Casas Bayer
Dirección musical: Sebastian Weigle
Dirección de escena: Àlex Rigola

Primera consideración, dos horas y media de función (tres actos) y todo de un tirón sin descanso alguno. ¿Alguien ha pensado en el público de edad avanzada? ¿Y los prostáticos o las señoras con problemas de retención urinaria, que son bastantes? No entiendo por qué ese asunto es tan difícil de entender. Simplemente lo considero una falta de respeto al público.

Dicho esto, la producción, respetuosa con el argumento de la obra, está ambientada en la época actual, con decorados y colorido vistosos. El primer acto, con la aparición impactante del enorme buque fantasma, retro-proyectado sobre una pantalla detrás del puente del barco de Daland, está muy bien resuelto, así como la bajada del Holandés por la escalera de su propio barco.

El segundo acto está ambientado en lo que parece ser una factoría de conservas de pescado en la costa de un pueblo nórdico. Por unos grandes ventanales se muestra el mar con su oleaje y tránsito de petroleros incluidos. El coro femenino representa a las empleadas de la factoría en el momento del desayuno o de un descanso laboral, y para hacer más actual la escena, por fuera del ventanal se puede ver a unas empleadas fumando. El acto va transcurriendo bien hasta que durante el dueto entre el Holandés y Senta, aparecen detrás de los ventanales tres parejas besándose y dando vueltas como las bailarinas de las cajas de música. Todo ello bastante cursi y sin ningún motivo que lo justifique.
El tercer acto muestra una plaza del pueblo frente al mar con las olas batiendo espectacularmente contra las rocas levantando montañas de espuma. Hasta incluso aparece un perro labrador que sale al encuentro del timonel. Esta escena cambia con el fragor de la tempestad y la espuma de las olas se vuelve roja como la sangre, y por detrás de los ventanales aparecen tres muchachas completamente desnudas bailando o contorneándose con pinta de “furias infernales” de “Els Pastorets”*, en versión "operísticamente actualizada".

En fin, una puesta en escena que, como decía mi amigo Casán, entre las chicas fumando fuera, el perro de verdad corriendo por el escenario, las parejas besándose y dando vueltas, y las olas del mar, recordaba aquéllas direcciones escénicas de Diego Monjo, allí por los años 70/80, en las que todo debía parecer de verdad, aunque ello no aportara nada a la dramaturgia de la ópera. Sólo faltaba que las trabajadoras de la factoría envasasen pescado de verdad (con olor y todo, claro).
Resumiendo, la puesta en escena de Àlex Rigola respeta el argumento, utiliza detalles de gusto dudoso que no aportan nada a la dramaturgia de la ópera y los personajes principales no quedan dramáticamente bien definidos.

Desde el punto de vista musical, la dirección de Weigle me ha parecido sólida y “musical” valga la redundancia. Ha estado especialmente inspirado en las frases más líricas haciendo cantar a la orquesta que ha sonado estupendamente.

Alan Titus (en la foto de la izquierda) que prestaba voz al Holandés, ha cantado con contundencia y expresividad su atormentada parte. Su voz baritonal es muy buena en medios y agudos pero adolece de sonido suficiente en los graves. Así y todo, ha obtenido un merecido triunfo con sonoros bravos y aplausos.

Susan Anthony a quien conocí en el Liceu hace años cuando interpretó a la Emperatriz de “Die Frau onhe Schatten” de Richard Strauss, pesaba 25 Kg más que hoy, y su voz sonaba más brillante y penetrante. La volví a ver la temporada pasada en la ópera “Die Tote Stadt”, en la que estuvo muy artista. Hoy la he visto bien en el sentido del buen cantar que conserva a la perfección, pero su voz evidentemente ha perdido fuerza y "squillo" y, con Wagner, no se puede ir a medias. Creo que no merecía en absoluto los “bues” que le han dedicado algunos maleducados al final, por la sencilla razón que lo ha dado todo en beneficio de su personaje. Estaba yo en primera fila de platea y he visto perfectamente el esfuerzo que ha hecho a lo largo de todo su papel.
Eric Halfvarson en el papel de Daland, ha estado realmente genial con su gran y contundente voz y muy expresivo como actor. Realmente es una suerte poder disfrutar de un cantante como Halfvarson en el Liceu desde hace ya algunos años. Creo que la primera vez que le vi fue en el papel de maestro de armas de “Billy Bud” de Britten y realmente fue una gozada difícil de olvidar.
Kart Streit ha cantado el rol de Eric con soltura y musicalidad pero la calidad de su voz y la manera de encarar los agudos hace que haya sido para mi una prestación del todo olvidable.

Norbert Ernst, en cambio, ha cantado con una bella voz de tenor lírico el papel del Timonel. Pero es que además la línea de canto es perfecta, así como la musicalidad y la homogeneidad de todo el registro: ha sido realmente una gozada.

La Mary de Julia Juon ha sido eficazmente cantada por esta mezzo de voz segura y musical.

Los coros excelentes. Dudo de que se pueda hacer mejor.

Y, para acabar, una novedad. Hoy por primera vez he visto el foso de la orquesta protegido por una red. Ya era hora. Quizás el público no lo sepa pero los músicos de la Orquesta del Liceu han tenido que soportar caídas de objetos varios tanto del escenario como de la parte del público más cercana. La última ha sido una lata de cerveza (llena) que ha partido un labio y roto un diente a un trompista. Bienvenida la red.
* Els Pastorets (los pastorcillos) es una obra de teatro popular para niños que se representa en Cataluña durante las fiestas de Navidad y que glosa la lucha entre el bien y el mal, o más específicamente, entre los pastorcillos y los ángeles de un lado y Satanás, otros demonios y las furias del infierno por el otro, todo ello en el entorno del Nacimiento de Jesús.

P.S. Siempre he tenido el temor (llámenme exagerado) de que un día pueda caer una persona desde el escenario al foso de la orquesta, ya sea un figurante, un integrante del coro, etc. Algunas coreografías y/o movimientos escénicos con gente corriendo por la escena lo pueden propiciar. Una vez, hará un par o tres de años ya cayó un trabajador de escenario al foso y tuvo suerte de no hacerse mucho daño. No sé que hubiera pasado, pero, si el foso hubiera estado "habitado" por la orquesta.

4 comentaris:

Anònim ha dit...

Bones! Només dues precisions:

- L'òpera es dóna sense entreactes perquè aquesta era la intenció de Richard Wagner. Més endavant va haver de partir-los per acomodar-se a les exigències dels teatres de l'època, però l'Holandès, com L'or del Rin, s'ha de representar sense talls.

- La xarxa ja l'havia vista anteriorment a les produccios de Calixte Bieito (Don Giovanni i Wozzeck).

Ànims!

Josep Rumbau i Serra ha dit...

No sabia que les voluntats wagnerianes arribessin a aquests extrems. Evidentment en Wagner també s'equivocava i pel què veig no devia tenir un gran apreci a la gent més gran. En quant a la xarxa, pel Wozzeck no hi vaig poguer ser, però pel Don Giovanni, al menys la primera vegada, quan l'estrena del Bieito, no només hi vaig ser sinó que hi vaig ser a totes i cadascuna de les funcions, assajos inclosos, i no hi havia xarxa. Si que hi havia una petita mampara de metacrilè que evitava la caiguda d'objectes. Mentre jo vaig ser el metge de la casa tot i les suggerències que vaig fer al respecte mai no es va voler posar xarxa. No vaig assistir a la segona tongada de Don Giovannis, amb la primera en vaig tenir ben bé prou.

Ben cordialment,

Anònim ha dit...

No es tracta de "voluntats wagnerianes", sinó d'allò que el compositor va escriure a la partitura. I l'Holandès s'ha de representar sense entreactes: només així es reforça la unitat musical de tota l'obra. A més, l'Or del Rin és encara més llarg, i allà si que no hi ha lloc on tallar-lo.

Josep Rumbau i Serra ha dit...

Ja veig que saps moltes més coses de Wagner que jo. Però ara que ho dius, sí que recordo L'Or del Rhin d'una tirada. Segueixo pensant però que no hi ha necessitat de fer passar una mala estona a la gent gran i no diguem dels que prenen diürètics. Hauré doncs de recomanar als prostàtics i pacients cardiòpates tractats amb diürètics que s'abstinguin d'anar a veure segons quines òperes de Wagner que, per cert, de ben segur devia tenir una bona bufeta i la pròstata petita.