Me estoy refiriendo al típico resfriado que empieza por la rinitis habitual y/o molestias con sensación de sequedad en la garganta. Muchas veces el cuadro evoluciona hacia la laringo-traqueitis y ya tenemos el problema encima.
Un cuadro catarral en cualquier persona que no ejerza de cantante es una cuestión banal que no pasa de representar una incomodidad durante un par de semanas. Pero en un cantante profesional es un verdadero drama y más si tiene cerca una actuación o se halla entre los días de función. Por lo tanto, lo primero que haremos ante un catarro en un cantante es tomarnos la cuestión muy en serio.
La mayoría de catarros están producidos por virus que, como todo el mundo sabe, no responden a los antibióticos. Por tanto parecería lógico no emplear esos fármacos en un catarro, pero resulta que un tanto por ciento no desdeñable de casos es causado por alguna bacteria como, sin ir más lejos, el mismo “Hemófilus Influenza”, por ejemplo. También conocemos que una proporción no despreciable de catarros se hallan sobre-infectados por alguna bacteria intercurrente.
Si a estos hechos añadimos que el profesional cantante acatarrado, pendiente de actuación, se halla especialmente angustiado porqué sabe que no podrá cantar, es decir, cumplir su contrato y, como sea que los cantantes cobran en su mayoría por función cantada y pocos están cubiertos por un seguro que les proteja económicamente (son seguros muy caros), se comprenderá fácilmente que acudan al médico del teatro de turno o al que tengan más confianza para intentar solucionar el problema lo antes posible.
Ante esta disyuntiva y estando de responsable médico del Liceu, me tuve que plantear de qué manera podría tratar de aliviar esta frecuente patología. Probé entonces de recetar a todos los cantantes acatarrados (tuvieran tos o no) un antibiótico que cubriera una posible causa o sobre-infección bacteriana. Empleé la Azitromicina 500 mg. (Zitromax, Zentavión, Vinzam, etc.) a razón de 1 comprimido o 1 sobre diario, durante 3 días, además del tratamiento sintomático habitual. La sorpresa fue comprobar que aproximadamente la mitad de los tratados quedaban asintomáticos en 2-3 días. Rápidamente lo consulté con un internista especialista en enfermedades infecciosas que me animó a seguir con la pauta, a pesar de lo poco ortodoxo de la indicación. Durante 7 años he ido aplicando sistemáticamente esta terapéutica con los mismos resultados.
Al tratamiento antibiótico citado, añado un vasoconstrictor descongestionante del tipo de la Oximetazolina (Utabón, Corilisina, Nebulizina, Respir, Nasolina, etc.) 2 gotas o 2 nebulizaciones cada 8 horas, de aplicación en ambas fosas nasales pero con la condición de echar la cabeza hacia atrás y hacer llegar la solución a la garganta. Además, cómo es lógico, aspirina o paracetamol.
Desafortunadamente, todo lo expresado arriba no soluciona la totalidad de los catarros y muchos cantantes deben, a pesar del tratamiento, cancelar alguna función.
Un cuadro catarral en cualquier persona que no ejerza de cantante es una cuestión banal que no pasa de representar una incomodidad durante un par de semanas. Pero en un cantante profesional es un verdadero drama y más si tiene cerca una actuación o se halla entre los días de función. Por lo tanto, lo primero que haremos ante un catarro en un cantante es tomarnos la cuestión muy en serio.
La mayoría de catarros están producidos por virus que, como todo el mundo sabe, no responden a los antibióticos. Por tanto parecería lógico no emplear esos fármacos en un catarro, pero resulta que un tanto por ciento no desdeñable de casos es causado por alguna bacteria como, sin ir más lejos, el mismo “Hemófilus Influenza”, por ejemplo. También conocemos que una proporción no despreciable de catarros se hallan sobre-infectados por alguna bacteria intercurrente.
Si a estos hechos añadimos que el profesional cantante acatarrado, pendiente de actuación, se halla especialmente angustiado porqué sabe que no podrá cantar, es decir, cumplir su contrato y, como sea que los cantantes cobran en su mayoría por función cantada y pocos están cubiertos por un seguro que les proteja económicamente (son seguros muy caros), se comprenderá fácilmente que acudan al médico del teatro de turno o al que tengan más confianza para intentar solucionar el problema lo antes posible.
Ante esta disyuntiva y estando de responsable médico del Liceu, me tuve que plantear de qué manera podría tratar de aliviar esta frecuente patología. Probé entonces de recetar a todos los cantantes acatarrados (tuvieran tos o no) un antibiótico que cubriera una posible causa o sobre-infección bacteriana. Empleé la Azitromicina 500 mg. (Zitromax, Zentavión, Vinzam, etc.) a razón de 1 comprimido o 1 sobre diario, durante 3 días, además del tratamiento sintomático habitual. La sorpresa fue comprobar que aproximadamente la mitad de los tratados quedaban asintomáticos en 2-3 días. Rápidamente lo consulté con un internista especialista en enfermedades infecciosas que me animó a seguir con la pauta, a pesar de lo poco ortodoxo de la indicación. Durante 7 años he ido aplicando sistemáticamente esta terapéutica con los mismos resultados.
Al tratamiento antibiótico citado, añado un vasoconstrictor descongestionante del tipo de la Oximetazolina (Utabón, Corilisina, Nebulizina, Respir, Nasolina, etc.) 2 gotas o 2 nebulizaciones cada 8 horas, de aplicación en ambas fosas nasales pero con la condición de echar la cabeza hacia atrás y hacer llegar la solución a la garganta. Además, cómo es lógico, aspirina o paracetamol.
Desafortunadamente, todo lo expresado arriba no soluciona la totalidad de los catarros y muchos cantantes deben, a pesar del tratamiento, cancelar alguna función.
P.S. Atención a los mucolíticos del tipo de la acetil-cisteína y derivados porqué, aunque parezca un contrasentido, algunos cantantes se han quejado de sequedad de boca y de garganta.
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